jueves, 2 de enero de 2020

"Cuetes" asesinos...

En Saltillo, Coahuila, según datos periodísticos, un niño podría estar sufriendo la amputación de tres de sus dedos como consecuencia de la explosión en su mano de uno de esos “cuetes” conocidos como “palomita”. Los “amorosos” papás, en un “sano y noble” propósito de conseguir que su vástago se entretuviera un rato, le compraron los explosivos que hoy lo tienen en proceso médico que lo dejará marcado para toda su vida.
La nota no puede ser mentirosa cuando habla de Carlitos, de diez años, que “tronaba cuetes” con sus amiguitos previo al festejo de fin de año, vive en la colonia Misión Cerritos de Saltillo. Hoy se encuentra internado en el Hospital del Niño “Federico Gómez Santos” de aquella ciudad. Desafortunadamente, es un hecho real que expone la terrible realidad a la que se expone cada chamaco cuando sus padres le compran explosivos de los cuales hacen abuso excesivo e indiscriminado.
Pero más lamentable resulta que aun ante la brutalidad de estos hechos, sigan manteniéndose dos posturas. Una de ellas incomprensible y la otra ambiciosa. La primera es la de los padres de familia que, bajo la estúpida creencia de que “a mí no me va a pasar”, siguen permitiendo que sus hijos tengan acceso a la pólvora, a los explosivos, a los detonantes, al producto que se usa para fabricar armas que matan a seres humanos. Hoy unos padres de Coahuila están pagando las consecuencias de su irresponsabilidad: le echaron a perder la vida a su hijo.
La otra es la postura oficial, la que exhibe el gobierno cuando sigue permitiendo que se fabriquen productos que son tradicionalmente letales. ¿Sabe usted cuántas vidas se han perdido en los últimos años cuando se sueltan las pavorosas explosiones múltiples en las fábricas de esos artefactos? ¿Sabe usted cuántas personas --niños y adultos-- han resultado afectadas por esa maldita práctica durante los festejos decembrinos? ¿Sabe cuántos perros han muerto de infarto o han desaparecido aterrados ante el constante embate de los espantosos truenos? ¿Sabe cuántas casas se han quemado ante el descontrolado uso de los “cuetes”?
De antemano sabemos que para el gobierno todo lo que huela a dinero despierta la ambición y la avaricia. Más cuando este llega de manera subrepticia. Los que venden “cuetes” pagan fuertes cantidades de dinero, con o sin recibo, para vender su criminal producto. Les importa un miserable cacahuate las afectaciones que esa perjudicial práctica pueda provocar. Ahí va a ser difícil combatirlo porque es parte de la corrupción que impera en nuestro país.
Creo que hay las suficientes justificaciones para que alguien, un regidor, un diputado o un senador, deje un rato a un lado sus intereses políticos y presente una iniciativa cuyo único y exclusivo propósito sea prohibir la venta de “cuetes”, con las aplicaciones que la ley permita en la materia.
Ya no más pólvora en las calles, por favor, que con la que “quema” la delincuencia ya tenemos más que suficiente.

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