lunes, 13 de abril de 2020

Nos quedamos en casa...

No es lo mismo estar sugiriendo cada día, como comunicador que soy, que se queden en casa ante los riesgos que representa andar en la calle y pescar en un descuido el virus ese que está matando por miles a gente de muchos países del mundo, a que una persona conocida te diga de repente: “estoy encerrada bajo estricta vigilancia de Isssteson… soy sospechosa de ser portadora del coronavirus”.
Confieso que sentí un temblorcillo recorrer mi espalda cuando mi amiga, cuyo nombre obviamente me reservo, vía telefónica, me confió que tanto ella como su pareja, que recientemente viajó fuera de la ciudad, resultaron ser sospechosos (no comprobados, que quede claro) de portar el virus.
Obviamente me preocupé bastante por su situación. Es buena amiga y además excelente persona. No hace muchos días, una tía de Gaby y residente de Canadá, resultó positiva al virus, al igual que su esposo.  Mi esposa me platicó la angustia, desesperación y miedo que percibió cuando platicó vía telefónica con su tía. Su esposo fue el que más grave se vio. Los tres casos que menciono ya van en recuperación.
A donde quiero llegar es a que, a como pasan los días y se endurecen las medidas de prevención por parte de las autoridad, más gente empieza a rebelarse, llegando incluso a reclamar al gobierno la presunta inexistencia del virus. Las personas que no han dejado de circular en las calles sin el uso de las más elementales medidas para evitar el contagio, son las que encolerizan cuando son abordadas por un agente policiaco que les pide retirarse a su casa. Y son los mismos que hacen proliferar los miles de memes y supuestos comunicados que desmienten los riesgos de contagio en las calles.
Si no hubiera visto yo tan de cerca estos casos mencionados, es probable que pudiera también estar teniendo algunas dudas. Una señora no hace muchos días me escribió, luego de que publiqué la nota donde se informaba que ya iban cinco muertos en Sonora a causa de la pandemia: “necesito verlos para creerlo”. En lo personal, ahora sí tengo la certeza de que un virus circula por el mundo asesinando gente y contagiando a millones.
Soy de los que tiene que salir a trabajar desde muy temprano. Durante cuatro horas permanezco fuera de casa. Salgo siempre con mi cubre-boca, tras haberme lavado bien las manos y el rostro. Llego a la radio y me aplico el gel antibacterial que la empresa nos instruye usar con constancia. Cuando me voy a retirar me vuelvo a asear y me vengo a encerrar. Si acaso, salimos algún miembro de la familia a algún mandado estrictamente necesario. Cuando regresamos a casa, nos limpiamos las suelas de los zapatos y de nuevo las manos con agua y jabón o con gel. Ya se hizo rutina.
A mí sí me consta que hay riesgos. En consecuencia, si los demás no quieren hacerlo, nosotros sí lo haremos. No nos vamos a arriesgar porque hay gente que se burle de nuestras prácticas, que esté vociferando contra el gobierno y que ande paseándose tan tranquilos en la zona de riesgo que es la calle.
Porque además, dicho sea de paso, la costumbre está resultando bastante positiva.
Buenas noches…

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