sábado, 11 de julio de 2020

Es terrible darnos cuenta de que a los mexicanos nos divide todo. Si es de política el tema, de religión o hasta de la interpretación de la ley, todo es motivo para enfrentarnos unos a otros. Pero que la pandemia que está matando por millares a compatriotas nos haya también dividido, es el colmo de esa especie de incivilidad en que nos desarrollamos como ciudadanos.
En un México valemadrista, donde todos queremos tener la razón por encima de la del resto del mundo, la mortandad que está provocando el virus identificado como Covid-19 dejó de espantarnos, y tal pareciera que hasta gusto le hallamos al estar ofreciendo diarias y múltiples condolencias a quienes van perdiendo seres queridos, al tiempo que le perdimos el respeto a los riesgos mortales que implica desatender las advertencias del sector salud.
Se evidencia esto cuando vemos que al interior de las mismas familias crece el encono cuando mientras unos se preocupan por vivir en un ambiente sano previendo posibles contagios, otros se comportan total y absolutamente indiferentes al propósito, y antes bien se burlan de los cuidados de sus propios parientes, hasta que se registra un caso que colapsa la otrora armonía familiar y mete en crisis a todos.
Preocupa, por encima de eso, que hoy en día el tema de la pandemia está siendo utilizado de forma atrozmente perversa por los grupos políticos, esos que antes vivían felices y hoy le apuestan a la desestabilización social, tratando de encontrar culpables sólo en la instancia oficial que disemina por todo el país las propuestas para evitar el crecimiento de contagios, en medio de un pueblo irresponsable hasta consigo mismo, que hace todo lo contrario a la procuración de su propia salud.
Y para donde volteemos, vemos con mortificación cómo seguimos “aportando” para que la crisis de salud vaya en aumento en vez de inhibirse, consecuencia muy natural esto último de esa férrea defensa de nuestra propia razón, que a veces se pierde en el afán de ponerla por encima de los demás.
Ni hablar. Somos un pueblo con severos problemas de identidad… y así seguiremos.

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