Las vergonzosas fusiones de partidos políticos que se están preparando para el proceso electoral prácticamente en marcha, es de los asuntos más aberrantes, corruptos y lamentables que esté dando la historia política de nuestro país.
Si alguien alguna vez ha dicho
que muchos políticos no tienen vergüenza, con esto que está pasando se quedó
corto. La moral, la decencia, la ética y la integridad, no existen en el
diccionario de la política mexicana. Los intereses siguen y seguirán por
siempre.
A mucho orgullo, como si fuera
un asunto que debiera privilegiarse como extraordinario y genial, algunos de
esos desvergonzados hablan ya de la “alianza” (yo le llamaría contubernio) de
priístas, panistas, perredistas y demás capirotada de rémoras, para enfrentar a
morenistas, petistas y a ver qué liebre salta durante el día.
En serio, señores “genios” que
han ideado este tipo de conspiraciones… ¿no sienten aunque sea un miligramo de
vergüenza?
Soy de los convencidos de que
todavía quedan por ahí algunos raros ejemplares de políticos honestos. Muy
poquitos. Menos que los dedos de una mano, pero por ahí andan, como entes
extraños. A esos se les cuestiona… ¿no pueden aunque sugerirle a esa bola de
pícaros que no sean tan cínicos y desvergonzados? El silencio los hace
cómplices.
Necesariamente, con esa
muestra de desfachatez y cinismo cómplice, tiene que volver a discutirse el
viejo tema: ¿por qué México tiene tantísimos partidos políticos que sangran de
manera extrema el erario (cada uno de estos órganos tiene su buena tajada del
dinero público) para al final de cuentas convertirse en un par de pandillas de
ambiciosos del poder?
Es urgente que la Nación entre
en una transformación tan profunda que permita acabar ya con la partidocracia. Legislar
responsablemente y presentar esa iniciativa tan urgente que reduzca sólo a dos
los partidos que intervienen en los procesos para elegir a nuevos (son los
mismos) gobernantes. Por eso muchos ven la política como negocio particular.
El día que alguien tenga la
visión de quitar a los partidos políticos el financiamiento que malamente les
otorga el gobierno con dinero del erario, y ordenarles que se sostengan con las
cuotas de sus membresías… ¿verá cómo van a cambiar las cosas, oiga?
Pero como no… ¡pues no!
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