miércoles, 14 de octubre de 2020

Propuesta para los retenes

El tema de los retenes policiacos que en Guaymas se han convertido en lo más polémico en los últimos meses, podría no ser un asunto tan complicado y creador de tantísimos conflictos sociales, si se le buscaran alternativas que impactaran no solamente en lo social y en lo económico, sino también en un asunto humanista y hasta de sentido común.

Hoy, la sociedad se encuentra enfrentada (bueno, hasta eso que los guaymenses nos peleamos hasta por que parió la gata de doña Julia) por la presencia policial en las calles, donde patrullas, jueces calificadores, médicos legistas, soldados y hasta metiches irrumpen a cada momento, sobre todo los fines de semana, para tratar de ubicar a conductores punibles y convertirlos en infractores obligados a pagar una multa al Municipio, o en cómplices de policías corruptos al soltarles la clásica “mordida” para que los dejen ir.

Hay quienes se quejan al afirmar que se trata de una medida eminentemente recaudatoria a favor de las arcas municipales, mientras otros aseguran que es para solapar la malvivencia de sujetos que, uniformados de policías, finalmente son vulgares pediches del dinero ajeno y solapadores de un delito como es el conducir un vehículo mientras se está bajo los influjos del alcohol o las drogas. De una u otra forma, el tema es para armar salvajes discusiones.

Como simple ciudadano, formé un remedo de propuesta que, creo, podría servir para pacificar a la polarizada sociedad guaymense en torno a este tema. En los demás, pues… a ver que hacemos otro día. De todas formas siempre hallamos un nuevo motivo para tupirnos duro unos a otros.

Para llevarla a cabo se ocuparía solamente de elementos de Tránsito Municipal (no policías, “amicos” y/o soldaditos. Dos o tres supervisores MUY estrictos que podrían ser del personal de Contraloría Municipal o cualquier otro empleado de suma confianza, y un ejército de jóvenes, sean estudiantes, empleados o hasta ninis.

Según yo, sería sencillo. Al momento de que un elemento de Tránsito detenga un vehículo y detecte al conductor punible, en acción bien vigilada por los supervisores de confianza, el agente le ofrecerá dos alternativas al chofer borracho: la primera, que su carro sea detenido y enviado al corralón, con la aplicación de una multa de 7 mil, 8 mil o lo que cobren en pesos por la infracción.
Y la otra, que escoja a cualquiera de los jóvenes propuestos y los contrate por unos 500 pesos para que, el resto del tiempo que dure su beberecua (ingesta alcohólica, pues), operen como su conductor designado. De todas formas, las “mordidas”, según cuentan, son de 500 a mil pesos.

Esto permitiría dos ventajas: la primera, que el borrachales del chofer ya no sea un riesgo para un accidente, y la segunda, que le daría la oportunidad de ganarse una buena feriecita a un muchacho que tendría con ello un dinero limpiecito por un trabajo bien decente.

Y la mejor de todas, que nadie estaría en condiciones de negarse, so pena de ir a dormir a una lúgubre mazmorra, ni tampoco la espantosa cantaleta “feisbuquera” de cada fin de semana.

Ahí los dejo alegando.

Yo me voy a dormir.

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