A veces me da por pensar. Digo, son ocasiones muy distantes que pienso, pero a veces lo hago.
Como ahora por ejemplo, en que pienso que, en estos tiempos de criminal pandemia, si algo deberían hacer funcionarios, directivos, médicos, enfermer@s y demás personal del sector Salud, así como quienes se dedican a la medicina particular es PONERSE DE ACUERDO.
Por lo regular me inclino a la
información oficial. Lo que pasa es que toda noticia que se da sin una
identidad de origen, como quiera que me la pongan, difícilmente puede ser
confiable. Y podrá uno como comunicador notar “algo extraño” en la nota
proveniente del gobierno, pero definitivamente, es la única que puede
ventilarse como tal.
Alguien me decía no hace mucho
que si por qué no daba los “datos reales” de lo que está pasando con el tema
del Covid. Bueno, yo le dije que con gusto publicaría la información que me
diera y que le consta, pero dando a conocer el nombre de quien me hizo la
declaración. Se molestó conmigo y hasta me acusó de estar encubriendo información.
Creo que sería más
irresponsable dar una noticia sin sustento (la identidad de quien informa es
soporte, entiéndase) que informar lo que viene de una fuente oficial. Y léase
bien esto: no estoy tratando de decir que hay que creer “a pie juntillas” a
quienes desde un puesto público informan. Simplemente, si algún día se comprueba
que lo que en su momento informaron fue una mentira, allá ellos que pagarán las
implicaciones legales que correspondan. Mientras tanto, es lo oficial.
Bueno, pero lo que sí podemos
decir, cuando tenemos la identidad de las personas, es que sí hay detalles que
enturbian un poco lo que se está haciendo para control, prevención y posible
solución de la pandemia. Hoy una amiga me comentó que su hermano fue al Seguro
Social porque se sentía muy mal. Antes se había hecho la prueba del virus en un
laboratorio particular, y resultó positivo. El médico del IMSS le dijo que se
fuera a trabajar.
No le dieron tratamiento
alguno ni le ordenaron reposo. La instrucción sanitaria le dice “Quédate en
casa”, pero el médico familiar le dijo que no había problema alguno. Su familia
considera que quedarse en su casa es encerrar ahí al virus, e irse a trabajar
es hacer un contagiadero entre sus compañeros de trabajo. ¿Qué hacer?
Hay mucha gente que está
descontrolada con el caudal de información que brota por todos lados, mucha de esta
proveniente de fuentes desconocidas. Y el hecho de que las opiniones médicas
discrepen en torno al diagnóstico, desconcierta todavía más y no aporta nada
para ir buscando soluciones a este letal problema.
No estoy desconfiando de la
capacidad médica. Siempre he admirado el ejercicio de la medicina y creo que es
una de las tareas más nobles sobre la Tierra. Pero en tiempos como estos, creo
que cada enfermo --o posible infectado-- de Covid, debiera merecer una opinión,
si no universal --que sería exageradamente pedir-- por lo menos consensuada entre
quienes conocen del caso.
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