viernes, 23 de abril de 2021

El rey ha muerto… ¡viva el rey!

Seguí de cerca la campaña de proselitismo de la maestra Sara Valle Dessens, cuando en 2018 buscaba de nuevo la alcaldía de Guaymas, amparada por Morena y PT.

No solamente remarcó la historia que empezó a escribirse en 1997, cuando se convirtió en la primera mujer en ganar la presidencia de Guaymas, sino que de paso, abrumó a sus contendientes con alrededor de 33 mil votos a favor.

No sólo colocó la cifra en un alcance que desde ahora será un reto a superar en los procesos que vengan, sino que además lo consolidó superando la cantidad de votos que aquí tuvo el mismo Andrés Manuel López Obrador, entonces aspirante presidencial.

Bien. En uno de sus compromisos de campaña, Sara dijo que quienes llegaran al Ayuntamiento junto con ella, trabajarían solamente los tres años reglamentarios. Es decir, concluida su tarea como alcaldesa, toda esa gente regresaría a sus ocupaciones habituales antes de trabajar para el gobierno.

Ahora que Sara quedó fuera de la posibilidad de reelegirse como alcaldesa (que de haberlo logrado hubiera establecido un récord muy difícil de alcanzar), empezó a trabajar en la depuración de personal que contrató al inicio de su administración, a la cual se comprometió.

A nadie se engañó. Quienes en ese tiempo confiaron en Sara, sabían que era un trabajo sólo de tres años. Ese era uno de los compromisos que todos ellos asumieron.

Sin embargo, ante lo inminente de sus respectivas salidas al término de la administración, traicionan la confianza depositada y deciden ir a apoyar a quienes tienen posibilidad (lean bien, todavía no ganan el proceso electoral) de llegar al nuevo gobierno, en aras de asegurar su permanencia en la nómina del municipio. Eso es deslealtad y traición.

La suciedad política que evidencia Morena en los actuales tiempos electorales, contaminados como están por la presencia de advenedizos, de gente sin escrúpulos, aprovecha el cumplimiento a un compromiso hecho en la campaña anterior para dejar una administración no solamente sin problemas laborales, sino además con finanzas saneadas.

Así las cosas con la “nueva generación” de “morenos”.

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