“Una ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia”.
Esta frase, sinceramente, no tengo la más mínima noción de quién la dijo… pero alguien la dijo. De eso sí estoy seguro. En Argentina, en Andorra o en Mexicalpán de Las Tunas, pero alguien la dijo.
Tengo como hábito --con
tendencia a vicio-- tomar fotografía de los detalles que veo en mi ciudad.
Buenos y malos. Los buenos regularmente los uso para mi saludo de buenos días,
y los malos los publico sólo cuando lo siento elementalmente necesario. Pudiera
hacerlo diario, pero entonces me estaría comportando como quienes sólo ven lo
malo. Nunca ha sido ni será mi estilo. Sorry.
Pero bueno, también creo que
es necesario señalar detalles que, en Guaymas, se van dando por la indiferencia
de las autoridades, sí, pero también, y en mucha gran parte, por el
comportamiento ciudadano.
Me explico… o bueno, al menos
trataré de hacerlo.
Creo que el enemigo número uno
del buen estado de las calles, hoy en día, no son, definitivamente, las lluvias
ni las fugas de agua y drenaje. Que incide eso en el deterioro del pavimento,
de concreto o asfáltico, es cierto, pero no totalmente. La CEA es el (¿o la?)
principal responsable de que decenas de calles estén en estado intransitable.
Sólo cito un caso reciente: en
la calle 25 y Serdán, a un metro de la esquina donde está la taquería “Doney”
(luego paso a echarme unos tacos por la publicidad), se abrió un agujero para
reparar una fuga de aguas cochinas. Se concluyó el trabajo hace unos diez días,
y hasta el momento el hoyo está cubierto con un montículo. Esa historia se ha
escrito cientos de veces en la colonia que usted quiera visitar.
Visione esto: la CEA terminó
con un prolongado problema de escurrimiento de agua tras romper el concreto y
hacer las reparaciones debidas a la tubería. Tras tres o cuatro días de los
trabajos, el área está debidamente pavimentada de nuevo… Se lee lindo, ¿verdad?
Muchos --sí, muchos focos--
del alumbrado público tienen los cables que conducen la energía eléctrica por
fuera del poste, representando un peligro para cualquier peatón. Entiendo que
alguna vez ¿hará cuánto tiempo? se hizo una reparación emergente ahí, pero…
¿saldrá muy caro conectarlos por dentro y cubrirlos para evitar riesgos?
Vamos ahora al otro lado, al
del ciudadano común. Si bien es cierto el gobierno todavía queda mucho a deber,
la indiferencia colectiva, en específico el caso de Guaymas, es el aditamento
que complementa la mala imagen que como ciudad tenemos.
Aceptémoslo: poner la basura
en su lugar, para muchos, es un deber cumplido. Si menesterosos o animales
callejeros destrozan las bolsas, creemos que ya no es responsabilidad nuestra,
y son (somos) muy pocos los que salimos a recogerla y dejar limpio de nuevo. Lo
único que nos lavamos son las manos.
En
crítica somos los número uno. Creo que ya podríamos aspirar al título de
campeones. Pero en colaboración, participación, asistencia, contribución… ni
gritándole al sordo.
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Hay dos
nuevos funcionarios en la administración municipal. Tomaron protesta hace rato.
Uno es José Alberto Garayzar Conde y el otro José Ángel Burruel Mariscal. El
primero de ellos va como director de Asuntos Internos y el otro a Catastro,
respectivamente.
José
Alberto es hijo del Capitán Rogelio Garayzar Fernández (qepd), quien fuera
alguna vez candidato del PAN a la alcaldía de Guaymas, y a quien dicho sea de
paso, literalmente le arrebataron el derecho que tuvo a ser regidor.
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