martes, 1 de febrero de 2022

“Una ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia”.

Esta frase, sinceramente, no tengo la más mínima noción de quién la dijo… pero alguien la dijo. De eso sí estoy seguro. En Argentina, en Andorra o en Mexicalpán de Las Tunas, pero alguien la dijo.

Tengo como hábito --con tendencia a vicio-- tomar fotografía de los detalles que veo en mi ciudad. Buenos y malos. Los buenos regularmente los uso para mi saludo de buenos días, y los malos los publico sólo cuando lo siento elementalmente necesario. Pudiera hacerlo diario, pero entonces me estaría comportando como quienes sólo ven lo malo. Nunca ha sido ni será mi estilo. Sorry.

Pero bueno, también creo que es necesario señalar detalles que, en Guaymas, se van dando por la indiferencia de las autoridades, sí, pero también, y en mucha gran parte, por el comportamiento ciudadano.

Me explico… o bueno, al menos trataré de hacerlo.

Creo que el enemigo número uno del buen estado de las calles, hoy en día, no son, definitivamente, las lluvias ni las fugas de agua y drenaje. Que incide eso en el deterioro del pavimento, de concreto o asfáltico, es cierto, pero no totalmente. La CEA es el (¿o la?) principal responsable de que decenas de calles estén en estado intransitable.

Sólo cito un caso reciente: en la calle 25 y Serdán, a un metro de la esquina donde está la taquería “Doney” (luego paso a echarme unos tacos por la publicidad), se abrió un agujero para reparar una fuga de aguas cochinas. Se concluyó el trabajo hace unos diez días, y hasta el momento el hoyo está cubierto con un montículo. Esa historia se ha escrito cientos de veces en la colonia que usted quiera visitar.

Visione esto: la CEA terminó con un prolongado problema de escurrimiento de agua tras romper el concreto y hacer las reparaciones debidas a la tubería. Tras tres o cuatro días de los trabajos, el área está debidamente pavimentada de nuevo… Se lee lindo, ¿verdad?

Muchos --sí, muchos focos-- del alumbrado público tienen los cables que conducen la energía eléctrica por fuera del poste, representando un peligro para cualquier peatón. Entiendo que alguna vez ¿hará cuánto tiempo? se hizo una reparación emergente ahí, pero… ¿saldrá muy caro conectarlos por dentro y cubrirlos para evitar riesgos?

Vamos ahora al otro lado, al del ciudadano común. Si bien es cierto el gobierno todavía queda mucho a deber, la indiferencia colectiva, en específico el caso de Guaymas, es el aditamento que complementa la mala imagen que como ciudad tenemos.

Aceptémoslo: poner la basura en su lugar, para muchos, es un deber cumplido. Si menesterosos o animales callejeros destrozan las bolsas, creemos que ya no es responsabilidad nuestra, y son (somos) muy pocos los que salimos a recogerla y dejar limpio de nuevo. Lo único que nos lavamos son las manos.

En crítica somos los número uno. Creo que ya podríamos aspirar al título de campeones. Pero en colaboración, participación, asistencia, contribución… ni gritándole al sordo.

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Hay dos nuevos funcionarios en la administración municipal. Tomaron protesta hace rato. Uno es José Alberto Garayzar Conde y el otro José Ángel Burruel Mariscal. El primero de ellos va como director de Asuntos Internos y el otro a Catastro, respectivamente.

José Alberto es hijo del Capitán Rogelio Garayzar Fernández (qepd), quien fuera alguna vez candidato del PAN a la alcaldía de Guaymas, y a quien dicho sea de paso, literalmente le arrebataron el derecho que tuvo a ser regidor.

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