jueves, 22 de julio de 2010

Política en movimiento

El Pez Dorado debe ser para todos

Hablar de la liberación del pez dorado a la pesca comercial, especie restringida a la pesca deportiva por el artículo 68 de la Ley General de Pesca, trae a colación el rescate de un principio básico de las sociedades modernas y que no debemos olvidar: los recursos naturales de cada región pertenecen a los pobladores del lugar y éstos tienen el derecho de explotarlos con sustentabilidad.
De tal suerte que en estos últimos años, en que ha resurgido la polémica en torno a la derogación de ese artículo; que si bien ha propiciado un auge en el turismo deportivo; por otro ha limitado a los pescadores ribereños; es menester tomar en cuenta la desventaja que ha traído a un grupo, no obstante el auge de otro.
Las posturas en este tema son encontradas. Por una parte, el sector turístico del país se ha opuesto a que se libere a la pesca comercial el pez dorado. Los argumentos van desde el ámbito ecológico, por el peligro de extinción de la especie; como de tipo económico; pues la disminución de los bancos de peces bajaría la demanda turística de los pescadores deportivos.
De acuerdo al presidente de la Federación Turística de Sonora, Eduardo Lemmen Meyer, el sector busca el cuidado de esa especie para las futuras generaciones. De ahí la férrea postura de que no se abra a la pesca comercial; además de que disminuiría a la vez, el beneficio económico del sector, que obtiene ganancias del orden de los 16 millones de dólares por concepto de la pesca deportiva de pez dorado.
En una entrevista vía telefónica, el empresario mencionó que la agrupación en torno a la defensa del pez dorado ha crecido a nivel internacional; debido al temor de que se derogue el artículo que protege ahora a seis especies, entre estas al pez dorado.
De de ahí que están pendientes de los foros que han organizado diputados federales para tratar el tema.

El sector turismo no quiere compartir: Léon Perea
Por otro lado, el legislador sonorense, José Luis León Perea, integrante de la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, contradijo esa argumentación, y puntualizó que los turistas de pesca deportiva no dejan mayor derrama económica en las regiones.
Toda vez que la estancia de los pescadores deportivos no se hace en puerto, sino en altamar, los dos o tres días que destinan para la pesca. Por la dinámica de esa actividad no alquilan un hospedaje ni comen en los restaurantes del lugar, pues para ello, llevan consigo víveres a las embarcaciones.
Mencionó que en altamar, especialmente en el Mar de Cortés, se halla una flota de yates que son propiedad en un 90 por ciento de estadounidenses de Arizona; y cuando los pescadores deportivos, también de ese país, llegan a pescar ya rentaron un yate desde su nación y ahí se quedan sin tocar tierras mexicanas y sin realizar ninguna derrama económica en la región.
En cuanto a la extinción del pez dorado, el diputado León Perea destacó la falsedad de ese argumento, al señalar que de acuerdo a estudios de diversas universidades entre estas la de Sonora, Nayarit y la Nacional Autónoma de México, UNAM; esa especie no corre el riesgo de extinguirse.
En Chile, Panamá y Perú se pesca el pez dorado sin restricción alguna; México es el único país del mundo que limite su captura a la pesca deportiva, refirió el diputado priista; al mencionar que la pesca deportiva ha beneficiado sobre todo a los turistas estadounidenses, ya que ni al sector turístico nacional, menos aún las familias ribereñas, por el contrario éstas se han visto limitadas en el ciclo anual de la pesca; ya que durante tres meses no tienen qué pescar.
La propuesta de un grupo de legisladores es modificar el artículo 68 de la Ley General de pesca y liberar a la pesca comercial el pes dorado para que tanto los pescadores ribereños puedan capturar esta especie, sin que sean considerados como delincuentes cuando lo pescan; cuidando que no sean los grandes pescadores de altamar los que exploten solamente esa especie.
Para ello, el reglamento correspondiente deberá especificar el peso de las embarcaciones autorizadas para pescar al dorado, que incluya a las pequeñas embarcaciones de los pescadores ribereños; el tipo de redes e instrumentos de pesca permitidos, entre otros elementos.
Además de que se ha contemplado en la reforma que ahora se consensa a través de Foros en diferentes puertos del país, que la pesca deportiva se mantenga los 365 días del año y la pesca comercial sólo tres meses, precisó.
Mientras tanto, el panorama nacional en torno a este tema, es por un lado el del poder legislativo que impulsa la derogación del articulo 68 por cuestiones de carácter social; el del sector turístico, que argumenta consecuencias graves a la ecología y la merma económica del sector.
Cabe mencionar que con esta prohibición en la ley para capturar el pez dorado, los más afectados han sido las familias ribereñas, desde la década de los 70, cuando se restringió su pesca comercial debido a la pesca incidental en la que habían caído las flotas estadounidense y japonesa en esa década.
Ahora los tiempos han cambiado y los pescadores ribereños han insistido en que se les permita explotar esa especie, lo que les permitiría estabilizar su ingreso económico.
En los hechos el pez dorado es capturado indistintamente por los pescadores deportivos como por los pescadores ribereños, al margen de la ley.
Por lo que se hace necesario modificar esa legislación que ya no es acorde con los nuevos tiempos, además de que en esta nueva ley que están consensando los legisladores, en coordinación con los representantes del sector turismo, ribereños y académicos, se está buscando un beneficio en común en la explotación de esta preciada especie.
Las bases se están sentando desde ahora en el legislativo, y mediante la celebración de una serie de foros en diversos puertos. El primero de esta serie se realizó la semana pasada en Guaymas, Sonora, donde se tuvo una asistencia de unos 800 visitantes. En las próximas semanas se celebrarán otros foros en Mazatlán y Nayarit y Puerto Vallarta tentativamente.

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