Alguna vez llegué a pensar mal de Javier Caraveo Rincón. Su insistencia por ser alcalde de Empalme me parecía inclusive ya hasta una necedad. Después de dos derrotas consecutivas, una tercera candidatura sonaba medio extraño. Sin embargo, la gente de Empalme consideró que era necesario darle la oportunidad. Algo vieron en su propuesta que logró convencerlos de dar el voto mayoritario al entonces candidato panista.
Debo decir que, en el tiempo que lleva en la administración pública, el presidente municipal ha dejado constancia firme de que sus propósitos por llegar ahí no tenían un fin diferente a su deseo de hacer un trabajo honesto para y por los empalmenses. Javier es considerado hoy por hoy un alcalde honrado, y ese calificativo se lo ha ganado a pulso, dejando constancia diaria de que su “necedad” era para un objetivo noble.
En los primeros días de su administración, sorprendía a la gente que el alcalde mantuviera abierta la puerta de su oficina. En lo particular, me consta que desde la administración de Marcial Bazúa Vizcarra no se veía algo similar. Se ha vuelto ya una costumbre, lo que ha repercutido en la confianza que se muestra al alcalde cuando se aparece por alguna colonia. Se ha ganado el aprecio y el respeto de la gente, y eso habla muy bien de él como persona.
Criado en el seno de una familia religiosa, participante activo en las fiestas católicas en Empalme, y después forjador de una familia que paso a paso se consolida como de las de mayor prestigio social, con una personalidad bien definida, los empalmenses tienen en su actual presidente municipal a un hombre que seguramente velará hasta el último minuto por el manejo honesto de los recursos públicos. De eso ya no queda ninguna duda.
Es natural que las enemistades políticas se manifiesten por todo y por nada en contra del munícipe. Ni modo, se sobreentiende que de alguna manera tienen que justificar lo que les pagan, en el caso específico de los regidores “contras”. Pero ellos mismos, fuera de las juntas de cabildos, han reconocido abiertamente que el alcalde está preocupado por hacer un buen trabajo. Eso nadie lo puede negar.
Lo comenté en alguna ocasión hace meses aquí mismo. Hoy lo reitero. Javier tiene la oportunidad política de su vida, y la está aprovechando. Y muy bien.
EN OTRAS cosas, hace unos días, delincuentes desconocidos rompieron el cristal de un vehículo tipo “Lobo”, y con toda la tranquilidad del mundo se dedicaron a saquear el auto. El asunto se reportó a la policía local y a la PEI, incluyendo la agencia del ministerio público. Por parte de estos últimos, hasta el momento, y a pesar de que hace ya una semana del incidente, no se ha movido un solo dedo para empezar la investigación.
Es lógico suponer que los afectados están molestos. Cómo no estarlo ante la atroz incompetencia de las autoridades, que se han visto completamente imposibilitadas para resolver delitos de esta naturaleza, y peor aún, con todo y que supuestamente tienen bien identificados a los delincuentillos que operan en cada uno de los sectores del puerto.
Qué lamentable seguir contando con policías tan mediocres. Deveras que da tristeza, porque eso nos pone en un estado de completa indefensión ante los delincuentes, que “se dan la yuca” robando estéreos, baterías, llantas y lo que usted quiera agregarle, sin que la policía sepa ni por donde empezar. Bueno, al menos en apariencia. Porque en resultados, eso es lo que demuestran. ¡Partida de inútiles!
No hay comentarios:
Publicar un comentario