Lo que se advertía ayer lunes como un ríspido
enfrentamiento entre autoridades del Municipio y miembros de la organización “Antorcha
Campesina”, repentinamente se convirtió en un encuentro en el que el alcalde
Otto Guillermo Claussen Iberri terminó recibiendo el reconocimiento de las
decenas de personas que por varios minutos provocaron desconcierto vial al
marcha por gran parte de la avenida Serdán.
Los protestantes se detuvieron frente a las instalaciones
de Infonavit entre las calles 21 y 22 donde lanzaron fuertes arengas en contra de la
institución, y enseguida se dirigieron hacía Palacio Municipal, exigiendo a
gritos, durante la marcha, ser atendidos por el Alcalde. Menuda sorpresa se
llevaron cuando llegaron frente a la “casa de piedra” y Claussen Iberri, en
persona, los estaba ya esperando para dialogar con ellos.
No lo esperaban, algunos de ellos se vieron sorprendidos.
Más todavía cuando el alcalde apoyó una a una las exigencias que hacían durante
su marcha, en las que se incluyen la reducción a los altos costos por el
consumo de energía eléctrica. “Estoy totalmente de acuerdo con ustedes…” les
manifestó el munícipe durante la conversación que tuvo con los dirigentes del
movimiento.
Al final, el alcalde recibió aplausos y gritos de
reconocimiento por su actitud. Fue, en definitiva, una estrategia muy a favor.
Algunos pensaron que quizá se escondería en sus oficinas de la Presidencia
Municipal, otros que ni se pararía en las inmediaciones del Palacio. Pero el
alcalde salió en cuanto le reportaron que habían llegado. Ni siquiera los hizo
esperar.
Hay que decirlo; ayer Otto mostró una actitud que
sorprendió a varios guaymenses. Terminó la manifestación frente a Palacio, y se
quedó durante varios minutos atendiendo a quien quiso hablar con él. Inclusive
atravesó la calle y se paró a charlar con varias personas en la banqueta de la
Plaza de los Tres Presidentes. Recibió escritos, atendió la conversación con
algunas personas y finalmente llegó a las puertas del edificio, donde todavía
se detuvo más tiempo para entrar en plática con quienes lo esperaban. Es decir,
se comportó como debe ser un alcalde auténtico.
Hay que criticar acremente lo que veamos mal en una
administración, pero también debemos reconocer cuando las cosas se intenta
hacerlas bien. Ayer yo vi una actitud de Otto que, como ciudadano, puedo
calificar de responsable. Al menos en lo que corresponde a su atención a quien
la reclama.
En Guaymas hay muchísimos pendientes. Asuntos que
requieren hasta de respuestas inmediatas. Y creo que si del mismo modo el
alcalde los atiende, las cosas podrán mejorar sustancialmente.
COMO agregado curioso a lo de ayer, al terminar el Otto
su encuentro con los “antorchistas”, los medios lo rodearon para una
improvisada conferencia de prensa, y a cada pregunta que le hacían al alcalde,
una señora involucrada entre los reporteros, les reprochaba: “ya déjenlo en
paz, no le hagan preguntas, traen “juído” (sic) al pobre Otto”… quería quedar
bien, pues.
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