Para que en una ciudad haya ordenamiento,
primero tiene que haber determinación. Una ciudad en la que la anarquía
predomina no puede encontrar nunca la paz y la tranquilidad, y sólo se vive en
medio del desorden y el barullo. El principio de autoridad debe prevalecer por
encima de todo y de todos.
El comentario se desprende de lo que se ha observado de
nuevo en materia de educación vial en el casco urbano de Guaymas. Hace unos
días le publiqué unas gráficas donde se ve a decenas de transeúntes ignorando
olímpicamente los semáforos peatonales, incluso ante la presencia misma de
agentes de Tránsito Municipal que denotan hartazgo ya de estar llamando la
atención de manera constante.
Los excesos de velocidad, la conducción punible, la
desatención a las normas viales y mucho más es la constante a todas horas y en
todas partes. Nadie hace caso de la presencia de agentes y/o patrullas, y
cuando un policía intenta llamar la atención a un ciudadano, éste amenaza con
acudir a los Derechos Humanos para acusarlo.
El caso es que recientemente, el Departamento de Tránsito
Municipal, a cuyo cargo está el amigo Javier Velderráin Paredes, lanzó una
enérgica medida: multas drásticas a todo aquel automovilista que fuera
sorprendido sin usar su cinturón de seguridad o que usara su celular mientras
va conduciendo. Fue un escándalo que, al estilo de Guaymas, derivó en llamadas
telefónicas a las estaciones de radio y advertencias hasta de resistencia
civil.
A unos meses de la “medida definitiva”, nadie más usa
cinturón alguno, y de cada diez automovilistas, seis o siete conducen hablando
con su celular. Y ningún agente levantó una infracción más en contra de los
infractores. Aquí cada quien hace lo que quiere, porque no hay una autoridad
que se imponga y haga entender, ya por las malas, que las leyes son para
respetarse y no para pisotearse.
victor, aquí en Guaymas hace mucho que las leyes de transito han dejado de ser leyes y se han convertido en simples sugerencias, y en esto tiene mucho que ver la falta de autoridad con mano dura para poner orden a este desorden, en todo lo largo y ancho de la ciudad puedes ver que a los automovilistas les vale un soberano cacahuate estacionarse donde quieren, dar vueltas en U, no respetar los indicadores de velocidad, las áreas azules y amarillas de estacionamiento, zonas escolares, no respetar el paso de vehículos de emergencia, etc., etc., y todo esto pasa con la complacencia de las autoridades de transito, porque aquí en Guaymas pasa de todo y no pasa nada
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