Con muy sanas intenciones, hay
miembros del PAN que evidencian sus aspiraciones por competir en el proceso
electoral venidero. Sin embargo, el desbarajuste actual que existe al interior
del partido no refleja una buena alternativa de apoyo para quienes trabajen en
busca de votos para ganar. La perspectiva no es buena en estos momentos.
Tan sólo en Guaymas, donde
perdieron todas las posiciones habidas y por haber, el PAN no ha podido
consolidar una buena estrategia de trabajo, con todo y que Omar Núñez Caravantes
se esfuerce en querer hacer bien las cosas. Las diferencias internas y la
extensa lista de aspirantes a candidatos tienen muy fraccionado al partido, y
eso lo saben ellos mismos.
En busca de la candidatura van
buenos elementos. Podemos hablar de un Lorenzo Decima Dworack y de un Manuel
Villegas Rodríguez. Pero ya se habla también de las presuntas aspiraciones del
propio dirigente municipal del partido, de Gastón Lozano González y de Eduardo
González Jr. Y la lista empieza a hacerse más larga, lo que supone una lucha
sin cuartel en los próximos dos años. Los resultados no se ven nada alentadores
para los panistas de corazón.
La experiencia de 2012 debió
haber sido suficiente para los blanquiazules, pero todo indica que no ha sido
así. Los graves errores cometidos en la administración pública a cargo de César
Adrián Lizárraga Hernández fueron los que marcaron la ruta de la derrota para
Manuel Aguilar Juárez, un entonces buen candidato, pero arropado por la pésima
imagen de quien hoy es protegido por el Gobierno del Estado con un cargo
público a pesar de los gravísimos cuestionamientos en su contra.
Faltan poco más de dos años
para que los votantes acudan de nuevo a las urnas. ¿Les alcanzará el tiempo
para recomponer las cosas?
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