Hoy, Alfredo Figueroa Meráz de 31 años es un hombre
nuevo.
En pleno siglo XXI y por las condiciones de pobreza
extrema, Alfredo se encontraba “preso” bajo cadenas y rodeado de escombros
dentro de una jaula, porque eso le podía ofrecer su padre, don Alfredo Figueroa
Rascón, quien durante años soportó el dolor de ver a su hijo en esas
condiciones infrahumanas.
Para don Alfredo primero estaba la seguridad de su hijo y
de la comunidad de Santa Clara, población que se localiza al norte de Guaymas,
y es que a causa de la esquizofrenia, el joven Alfredo representaba una amenaza
hasta para quien buscaba darle de comer.
Las peticiones de ayuda de don Alfredo se fueron quedando
en el tiempo, archivadas en muebles, en solo palabras que las autoridades no
escuchaban, sin embargo, después de algunos años, la respuesta llegó.
El primer caso atendido por el Sistema Municipal para el
Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Guaymas, fueron las lágrimas de don
Alfredo.
Conmovida por la situación y al ver con sus propios ojos
una cruda realidad difícil de creer en estos tiempos, la señora Ana Sofía Rubio
de Claussen, hizo todo lo posible para que Alfredo tuviera un trato digno, sus
gestiones llegaron hasta los altos niveles del Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS) y en coordinación con la institución, se hicieron los esfuerzos
para el bienestar de Alfredo y su familia.
Alfredo recibió atención especializada en el centro
psiquiátrico “Cruz del Norte” que se localiza en Hermosillo Sonora, además,
terapias y suministro de medicamento controlado, que poco a poco permitieron
estabilizarlo.
Tras algunos meses el joven esquizofrénico ha regresado a
Guaymas, gracias a la importante colaboración de un centro especializado CIDA,
Alfredo cuenta con ambiente de paz y tranquilidad, rodeado de compañeros, una
vida recuperada con sentido a las cosas, y lo más importante, cerca de su
padre, quien continuamente acude al lugar para visitarlo.
Estas acciones tienen un gran precio, el aprecio, respeto y reconocimiento de la comunidad. ¿Cuántos Alfredos más habrá?. ¿Que le hubiera costado a Doña Ana Sofía tener la misma actitud de sus antecesoras?, pero, mis respetos señora del bien decir pero, sobre todo del buen hacer y actuar....... este tipo de seres humanos como Doña Ana, son los que deberíamos apoyar para que dirijan los destinos de las comunidades, no se necesitan políticos léperos y mentirosos como la mayoría para gobernarnos.Aunque no tengo ningún parentezco con Alfredo, me dá infinita alegría su situación actual. Gracias a todos los que actuaron sin ningún interés personal que solo el de servir a sus semejantes.¡Gran ejemplo!
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