Todo lo que en materia política se comente en estos momentos no pasa de ser una mera especulación. Por eso, el rumor que se desató ayer en el sentido de que Manuel Villegas Rodríguez ya es literalmente el candidato del PAN a la alcaldía de Guaymas no deja de ser un “borrego” más chafa que el aspirante del PRI al Gobierno del Estado.
Efectivamente, Villegas Rodríguez está desarrollando una afanosa campaña de proselitismo, disfrazada de visitas de cortesía a los distintos sectores del puerto, solicitando el apoyo de la comunidad para llegar a la candidatura. Y lo hace, a pesar de ser ilegal, porque desde la cabeza del Gobierno Estatal, esquina con la Secretaría de Gobierno, se lo permiten. Pero ambos aspectos no garantizan que tenga “apañada” la nominación panista.
Esto es común en el ambiente político. Los panistas aprendieron muy bien y practican mejor la filosofía priísta. Se trata regularmente de sacudir a los contrarios para buscar con ello el descontrol y los errores que deriven en una actitud derrotista. Pero cuántos no han sido los prácticamente nominados, y en un abrir y cerrar de ojos se quedan “sin la jícara y sin la miel”. Incluso algunos que en su momento cantaron victoria y hasta órdenes dieron creyendo que el triunfo era sólo cuestión protocolaria.
Pero bueno, en medio de todo esto se advierte que la designación panista no será un camino lleno de rosas. Con esto queda claro que la guerra se declara entre Villegas Rodríguez y Lorenzo De Cima Dworack, quien al igual que su contrario panista/priísta, también recibió ya la “luz verde” para que se movilice en búsqueda de una eventual nominación a la candidatura por la alcaldía, y en su caso, contando con el respaldo de la mayoría de la militancia albiazul.
La presunta buena relación entre ambos no deja de ser un cuento barato. Villegas Rodríguez va a utilizar todos los recursos que aprendió durante su larga militancia en el tricolor para desbaratar las aspiraciones del hoy Agente Fiscal. Y este tendrá que hacer a un lado su tranquilidad para armarse debidamente y regresar golpe tras golpe, porque en un descuido el otro “le come el mandado”.
Ambos, sin embargo, tendrán que ser muy cuidadosos del tipo de enfrentamiento que escenifiquen, porque si el ganador termina “tinto en sangre”, podría salpicar de rojo las urnas electorales y apoyar la victoria priísta, con todo y que el doctor José Luis Marcos León Perea se advierta hoy como un posible candidato bastante débil.
Los golpes apenas empiezan…
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