“Tronó” finalmente la relación
que “con pincitas” sostenían la alcaldesa Sara Valle Dessens y el diputado
local Rodolfo Lizárraga Arellano. La renuncia, aparentemente no voluntaria, de
Jazmín Gómez Lizárraga a la Secretaría del Ayuntamiento, marca el fin de un
débil e incómodo vínculo entre los petistas que ganaron al amparo de Morena el
proceso del año anterior.
Juran los analistas de la
política local que todos lo advirtieron, que ya lo veían venir. Bueno, al
respecto, la propia Jazmín, en breve conversación, me respondió que “resumimos que
hubo un distanciamiento desde tiempo atrás y hoy concluye en pedir mi renuncia,
la cual aún no presento.”
Enseguida, a pregunta expresa,
me respondió que “el motivo, me dijeron que por diferencias con regidores, sin
embargo los regidores no estaban enterados de que se me había solicitado la
renuncia”, señaló respecto a esto que calificó como una larga historia.
Rodolfo lucía molesto cuando
respondió mis preguntas sobre el tema. “Estoy molesto porque no se vale”, me
dijo.
Le pregunté sobre una
publicación que hizo en su muro de Facebbok, donde advierte que “hay otro refrán muy sabio que
dice "el tiempo pone a cada quien en su lugar”, y no dudo que así será. Que
Dios te bendiga y te de sabiduría para que entiendas que todo aquí está muy
mal.” Y me dijo que la alcaldesa la pidió la renuncia a Jazmín.
En tono de enojo cuestionó que “Sara salió del PT, fui
yo quien la hizo candidata, que fue lo más difícil, por qué lo más fácil fue
ganar (el proceso electoral)”, respondió.
Busqué también a Sara para pedirle su versión de este
tema que estremeció social y políticamente al sábado, y quiero pensar que, ya
abrumada por los múltiples problemas que sigue enfrentando la administración, me
contestó sólo con una frase contundente: “¡la despedí!”.
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