Otra vez el sindicato

No creo que sea cuestión de pelear ni de darle cuerda a esta interminable discusión pública de Guaymas. Simplemente cuestión de analizar, reflexionar un poco, y que cada quien diga qué es lo que más le conviene a nuestra ciudad.

Ayer por la tarde iba a trabajar circulando por la avenida Serdán, y advertí la lentitud del tránsito vehicular. Alcancé a atisbar más adelante a un grupo de personas que caminaban por la calle. Noté que era una marcha y supuse que el sindicato de trabajadores del Ayuntamiento había cumplido su amenaza de tratar de afectar el desarrollo de la fiesta tradicional, en exigencia a nuevas peticiones.

Ayer me llegó la copia de un escrito presentado por la Tesorera Célida Botello, en el que aclara que el cobro que se está haciendo directamente al salario de los trabajadores de la Comuna, ¡todos!, es el Impuesto Sobre la Renta. Tengo que reconocer que lo que manifiesta es cierto. Así de simple y sencillo. Todos los que estamos en una nómina (como yo en la radio, Juan en la obra y Rubén en la gerencia), tenemos que pagar el ISR sobre nuestro sueldo.

Los líderes sindicales, también hay que reconocerlo, se dedican exclusivamente a pedir. Su función se limita sólo a eso, a pedir, y el día que no se les da, hacen sus tremendos escándalos. Tengo entendido que esta administración les ha cumplido ya varias de sus exigencias, entre estas, haberse sometido por mandato legal, a la reinstalación de dos empleadas que habían sido injustamente despedidas.

Podremos no estar de acuerdo en muchísimas cosas que hace la actual autoridad municipal, y así lo hemos manifestado, pero creo que en esta ocasión, la razón asiste a la tesorera del Municipio. Cada trabajador tiene que pagar sus impuestos, les guste o no. Esto ni siquiera debe motivar a la discusión.

Así las cosas, considero que sí hay excesos en los que se incurren, a los que de alguna u otra forma ya se les tiene que poner fin.

Eso ya raya en el abuso.

Aparte de las consabidas molestias que se provoca a la comunidad.