Si en la CEA Guaymas hubiera un poco de sensibilidad, jamás se habría hecho la absurda propuesta de elevar las tarifas hasta en un 45 por ciento, en franca y bestial arremetida en contra del consumidor que hoy enfrenta grave crisis relacionada con el asunto de la pandemia.
Entre el organismo encabezado
por una persona que no radica en Guaymas y el usuario local, se formó desde
hace tiempo un círculo vicioso. La gente no quiere pagar porque el servicio es
pésimo. El desabasto aquí es un asunto crónico. Y por la otra parte, la
dependencia de marras no resuelve problemas porque el adeudo del cliente es –dicen--
millonario y no tiene recursos para ello.
La solución para que la CEA
mentada se eficientice no es el incremento de tarifas. El tema esencial es
convencer al usuario de que cubra los pendientes para que le organismo tenga
recursos frescos y los aplique de manera correcta en resolver problemas de
fugas, desabasto y todo lo demás.
Podrán tratar de subir 100 o
1000 por ciento al costo, pero mientras el usuario no responda con el pago,
será la misma gata, sólo revolcada.
Esa dependencia ocupa un
director con características de liderazgo, que se comprometa con la ciudadanía
y que responda eficientemente a los graves problemas que esta tiene con el
suministro del vital líquido.
Solamente así el usuario
podría convencerse, empezar a tomar conciencia y cubrir con responsabilidad sus
compromisos de pago, sin necesidad de que directivos foráneos vengan a querer
aplicar aumentos que, de entrada, ya recibieron el rechazo generalizado.
Mientras el agua que debiera
llegar a las colonias siga derramándose criminalmente por las calles, NO habrá
respuesta positiva del consumidor.
¡Échense ese trompo a la uña!
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