Alrededor de las cuatro y media de la mañana, mientras compartía con el auditorio de Amor 101 las canciones de “Cita con el Recuerdo”, sonó por enésima ocasión el teléfono. Del otro lado, la voz agradable de una mujer, de quien me formé la idea que sería de unos 40 años, tanto por su tesitura como por lo animoso del tono. Era una señora de Empalme de 87 años.
Me contagió su ánimo, elogió
el programa que –dijo-- escucha a diario y me pidió una canción. Me cayó bien,
y conversé un ratito con ella. Me llevé la gran sorpresa cuando me confió que,
a su edad, ella vive sola, completamente sola, en una casa que rara vez es
visitada por sus hijos, mucho menos por sus nietos. Confieso que se me hizo un
nudo en la garganta.
Recordé que hoy, 8 de marzo,
es Día Internacional de la Mujer. Alguna de ellas me reprochó cuando publiqué
una felicitación. Me dijo que no es día para festejar, sino para exigir que se
respeten los derechos de la mujer, etc. etc. La viejecita encantadora en ningún
momento se quejó de su situación. Antes bien, hasta sentí que me transmitía
ánimo ante lo mortificado que me sentí por su situación.
La joven tiene un cuerpo
juvenil, bien formado. Su vestido entallado dejaba entrever sus formas
femeninas, pero… muy sucio. Bastante sucio. Lucía su cabello desordenado,
caminaba evidente sin saber con qué rumbo, y profería una serie de
incoherencias. La joven mujer claramente padece los estragos de sus adicciones:
alcohol, drogas… qué se yo.
Atrás de ella caminaba otra
mujer de mucha más edad. Quizá el doble. Su condición no mostraba mucha
diferencia con la de la chamaca. Sonreía grotescamente mientras caminaba
cargando una bolsa de ixtle con cosas que parecían más basura que algún
contenido importante. También sentí tristeza y pena por las dos mujeres que, en
otras circunstancias, quizá serían propietarias de algún negocio, esposas
educando hijos o simplemente empeñosas trabajadoras de alguna empresa.
La mujer es hacedora de vida.
Tiene el bendito y natural privilegio de darle más miembros a la población. Y hoy
en día es creativa, inteligente y hasta visionaria. Pero todavía quedan muchas,
muchísimas más que… no merecen la suerte que les tocó.
Hoy podría ser un buen día
para que más mujeres se sumen a la mucha por su total dignificación.
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