Pues menudo conflicto el que enfrentan jóvenes que buscan integrarse al sector productivo buscando un trabajo honesto, que les permita tener remuneraciones legítimas y tendientes a empezar con una vida laboral en apego estricto a la ley.
Le cuento: un muchacho de
Guaymas recién cumplió su mayoría de edad, sus 18 años, y ante la complicada
situación económica que agobia a millares de familias, se lanzó a la calle a
buscar empleo, y consiguió que una empresa refresquera le llamara para
integrarse al personal.
Le pidieron sus documentos y
sólo le faltó su Registro Federal de Causantes (RFC), por lo que atendiendo la
sugerencia, se presentó ante el Servicio de Atención Tributaria (SAT) aquí en
Guaymas, pero ahí le dijeron que tenía que ir a gestionarlo a Ciudad Obregón.
El muchacho se organizó para
hacer su viaje, y cuando finalmente pudo llegar a las oficinas de la Secretaría
de Hacienda en la antigua Cajeme, le salieron con que tenía que haber llegado
con cita programada, por lo que lo regresaron a Guaymas.
Fue de nuevo al SAT local y
¿qué cree? Le dijeron que NO HAY CITAS, algo que pudieron haberle dicho desde
un principio y evitarle no solamente la pérdida de tiempo sino también de
dinero, por los gastos que estuvo obligado a hacer.
¿Qué va a pasar con este muchacho
que apenas pretende iniciar su integración a la vida laboral ahora que les
están exigiendo estar debidamente registrados ante Hacienda?
Pues nada, simplemente que
está en riesgo de que no le den el trabajo, porque el mismo gobierno le cerró
las puertas para conseguirlo.
Perdón por la expresión pero… ¡Son
chingaderas!
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