Ayer, poco después de las tres de la tarde, mientras esperaba a bordo del auto de la casa a uno de mis hijos que bajó a la tienda Ley Vigía a comprar algo para comer, escuché voces alteradas de varias personas en la zona de estacionamiento del citado súper mercado.
Una de ellas se acercó
mientras hablaba por teléfono pidiéndole seguramente a un familiar que fuera a
auxiliarlos. Apenas unos minutos antes habían dejado su carro en ese lugar, y ladrones
desconocidos lo desvalijaron, al igual que un camión de transporte de personal
de maquiladoras que estaba a un lado, todo esto a plena luz del día.
Me acerqué a conversar con los
perjudicados, quienes me mostraron los daños que sufrieron ambas unidades. Un
carro sedán mostraba signos de la actuación salvaje de los delincuentes,
quienes destrozaron el tablero para llevarse el estéreo, provocando daños que
seguramente saldrán muy costosos para reparar.
Lo mismo pasó con el camión de
transporte. Destruyeron parte del tablero para llevarse también violentamente
el aparato reproductor. Todo esto, según los afectados, lo hicieron en unos
minutos de distracción del chofer de la unidad y ante la ausencia de guardias
de seguridad que, se dice, están ahí para vigilar que no ocurran cosas fuera de
orden.
Cabe mencionar que no es la
primera vez que pasa en el estacionamiento de esa firma comercial. En múltiples
ocasiones se ha denunciado incluso el robo de vehículos, y la empresa “se pone
el huarache antes de espinarse”, con anuncios que advierten que ellos no se
hacen responsables de daños o robo de carros, aun cuando sus clientes van y les
dejan ahí su dinero.
Si bien es cierto que la
delincuencia ha sentado sus reales en nuestra ciudad, hay dos cosas muy
evidentes como para quererlas ocultar. La primera es la nula importancia que
este tipo de supermercados dan a su clientela, eludiendo la responsabilidad de,
al menos, vigilar los vehículos que se estacionan para que sus propietarios
vayan a gastar su dinero al interior de su negocio.
El otro, también muy
lamentable, ver impasibles cómo el ciudadano común sigue desprotegido en cuanto
a la inseguridad, en el nivel que usted guste y mande. La comunidad
literalmente está en manos de ladrones, de personas que comenten delitos
comunes como el robo en casas habitación, negocios y vehículos, sin alternativa
visible de una solución en un futuro, ni breve ni lejano.
El Gobierno sonorense no está
respondiendo al elemental compromiso de ofrecer seguridad a la ciudadanía, y
esto cada día se pone peor. Nadie garantiza a las víctimas de ayer la
recuperación de sus bienes y muchísimo menos el castigo para quienes les robaron.
Este tipo de casos, amigo
radioescucha, ni siquiera se toma en cuenta por las instancias investigadoras,
que no tienen capacidad ni para resolver casos de homicidio, mucho menos pues
en delitos llamados menores como este que, sin embargo, tanto daño causa.
Lamentable seguir hablando de
un tema sin que merezca un ápice de atención, de interés por parte de las
autoridades.
Pero por lo pronto, lo más
recomendable es que si usted va a comprar, al menos en el mercado de Plaza Ley
El Vigía, procure dejar a una persona dentro del vehículo.
Podría llevarse la misma
amarga sorpresa de quienes ayer resultaron las nuevas víctimas de la
incontrolable delincuencia.
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