miércoles, 27 de enero de 2016

Sacerdote se confiesa


Tiene hijos más de la mitad de curas en Oaxaca

CIUDAD DE MÉXICO (Excélsior).- Apolonio Merino Hernández, el sacerdote que ha acompañado a las víctimas a denunciar al cura Gerardo Silvestre Hernández, señalado por haber abusado sexualmente de más de 100 niños en una década en Oaxaca, confesó que tiene hijos.

En entrevista con Adela Micha en Grupo Imagen Multimedia, el sacerdote suspendido fue más allá y de manera inusitada e hizo pública una confesión: “La mayoría de los sacerdotes en Oaxaca tenemos familia”.

Tras considerar que su suspensión por parte de la Arquidiócesis de Antequera en Oaxaca obedece a que ha acompañado a las víctimas a denunciar los presuntos casos de pederastia por parte del párroco de San Pablo Huitzo, en la comunidad indígena de Villa Alta, señaló que quiere regresar al ejercicio de su ministerio porque considera “injusta” la sanción.

Reconoció sin embargo que hay dos motivos distintos por los que fue suspendido, pues lo acusan de ir en contra del celibato y de haber violado a una mujer.

“Me gustaría regresar, porque considero injusto el proceso que a mí se me ha aplicado. Si a mí se me condena por dos casos que señala la suspensión, también tendría que aplicar esa sanción a otros compañeros que están en situaciones similares”, dijo, y enseguida hizo la confesión de que efectivamente faltó al celibato.

En Oaxaca, de 112 parroquias, somos aproximadamente 124 sacerdotes. Hay un dato que se puede corroborar: en tiempos de don Bartolomé Carrasco Briseño (arzobipso de Antequera de 1976 a 1993) se decía que el 70% del cura oaxaqueño tiene familia; es decir, ha ido contra la disciplina del celibato.

Es una causal que a mí me están aplicando. Entonces, de 124 sacerdotes, yo puedo decir que en su mayoría tenemos familia. Lo acepto públicamente, pero esa no puede ser la causal, porque si así fuera tendría que aplicar a todos los que estamos en situaciones similares, que somos más de la mitad del clero.”

Al insistirle la conductora, especificó:

“Mantuve una relación (con una mujer) que ya terminé.”

‒¿Tienes hijos?

‒Sí, tengo familia.

Sobre la denuncia que le hacen por violación, dijo:

Entonces tendría que cuestionarse eso, por un delito que a mí me aplican, y la otra de una denuncia que se hace, y se me hace muy injusta, que se presentó una señora, con un papel, que el padre Apolonio (él) la había azotado, la había violado; o sea, solamente porque vinieron a decir: ‘hizo eso’, sin ninguna investigación, sin ningún proceso, yo te paso el decreto y te suspendo.

“No hubo ningún proceso canónico, ningún proceso legal, por eso considero que hay una serie de arbitrariedades”, se quejó.

‒¿Sabía el arzobispo que tenías familia?

‒No, no era público.

EL OTRO SACERDOTE, CON 100 VÍCTIMAS

Este martes, en conferencia de prensa, la organización civil Foro Oaxaqueño de la Niñez, junto con varios sacerdotes y activistas, acusó a la Iglesia de Oaxaca de proteger al sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, quien pudo haber abusado de un centenar de niños y adolescentes y que desde 2013 está en prisión para ser procesado por la justicia por corrupción de menores, aunque desde el Vaticano ha sido exculpado.

A la conferencia asistió el padre Apolonio Merino, suspendido por el arzobispo de Antequera en Oaxaca, José Luis Chávez Botello.

En la rueda de prensa dijo ser blanco de “hostigamiento, amenaza y persecución” por haber cumplido con “el deber de un clérigo”, es decir, “ser colaborador del obispo” y “decirle” lo que sucedía, después de escuchar el testimonio de las víctimas.

“Por haberme atrevido a escuchar a las víctimas y conducirlas a las instancias correspondientes para que se aplicara justicia”, dijo a Grupo Imagen Multimedia este miércoles.

“Yo le notifico (al arzobispo) lo que había; desde luego, nunca se me cree, no se le da credibilidad al asunto; ‘son afirmaciones infundadas’, ‘no hay que darle mucha importancia’; se minimizó el asunto”, aseguró.

“Se me regañó, que no era mi función de escuchar a esas víctimas; que era el obispo el que debía escucharlos”, explicó.

Tras hacer un recuento del caso, señaló que tres de las víctimas presentaron denuncia formal. “Eran cuatro, pero ya no quiso ratificar porque es algo doloroso, vergonzoso”.

“Ya no están en sus pueblos, porque son etiquetados y tristemente tienen que abandonarlo. Es mucho el daño sicológico que se sufre. Hay dos que sabemos que se han hundido en el vicio y uno que intentó suicidarse”, dijo.

A raíz del acompañamiento a las víctimas y sus familiares, el presbítero Apolonio Merino fue suspendido.

El decreto de suspensión está fechado del 4 de agosto de 2015 y a él se le notifica el 7 de agosto.

Durante la acusación este martes contra el sacerdote Gerardo Silvestre por pederastia, se leyó una carta de la madre de una de las víctimas dirigida al papa Francisco, que visitará México en febrero, en la que pide al sumo pontífice “justicia” para los niños y adolescentes blanco de esos abusos y que “no vuelva a suceder”.

“Lo que pedimos es que se conozca la verdad real de los hechos (…) Que se aplique la justicia a las víctimas, porque no se les ha atendido (…) y que se escuche a las víctimas y, si hay responsables, que se les sancione, si hay quienes encubren”, dijo el padre Apolonio a Adela Micha este miércoles.

Además, expuso el sacerdote, que el Papa pudiera tener un encuentro con las víctimas.

 

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